2007/12/21

Toda mi vida he dicho que no me gustan las personas que siempre sienten la necesidad de llamar la atención: necesitan de ti, de tu tiempo, de tus palabras, de tu mirada… pero me he dado cuenta (y debo admitir) que soy una de ellas; no en el sentido de que siempre esté haciendo algo para llamar la atención, pero hay veces que la quiero y si no la obtengo me pongo de malhumor. Patético, lo sé… no es justo que dependa tanto de lo que me digan los demás. Debo aclarar que con “los demás” me refiero a las personas que quiero, a los que me importan. “Ah! Pues si es así no hay problema!” pensaran ustedes, pero si hay uno: me he vuelto dependiente: me acostumbre a que siempre me contaran las cosas y ahora cuando se les olvidan me molesto, a hablar durante horas sobre lo que me pasaba por la cabeza con respecto a fulanito y ahora que no se conecta o no podemos hablar tanto siento que me hace falta. ODIO depender de la gente, antes no lo hacía, ahora parece que no puedo evitarlo. Al parecer necesito un tiempo para mí, para ordenar mis ideas (sí, ya sé que eso lo dije antes, pero esta vez va en serio). Esperemos que este nuevo año sea un poco más… “feliz” para mí. Como dicen por ahí “Año nuevo, cosas nuevas”.